Libros de Cabecera

Family Office, ¿Te conviene tenerla?

Josep Tàpies y Carles M. Canals
Sí, quiero. El compromiso de la familia empresaria

Nota del editor: Nos complace ofrecer un extracto del libro Sí, quiero. El compromiso de la familia empresaria escrito por Josep Tàpies y Carles M. Canals y publicado por Libros de Cabecera.

El family office ha demostrado ser un eficaz instrumento para mantener unida a la familia en torno al patrimonio acumulado, al margen de la empresa e incluso después de la venta de ésta. En términos generales, sus objetivos son por un lado preservar el capital y por otro prestar algunos servicios a los parientes.

Existen tantas modalidades de family office como familias empresarias que disponen de él. En su versión más sencilla, se dedica a ayudar a los miembros de la familia a cumplir sus obligaciones fiscales, proporcionando asesoramiento especializado y ocupándose de tramitar la declaración de impuestos. También se usa para intermediar en el mercado interno de acciones de la empresa familiar.

Si la familia empresaria no es muy extensa y lo único que le preocupa es atender estas cuestiones económicas comunes, probablemente no le compense crear un family office propiamente dicho. Estos servicios pueden subcontratarse a firmas especializadas o a family offices multifamiliares. Encargar esta tarea a los departamentos correspondientes de la empresa familiar resulta más barato, pero se pone en riesgo la confidencialidad de la información personal y suele ser una tarea adicional que recae en profesionales sobrecargados de trabajo que difícilmente prestarán una atención personalizada a cada pariente, especialmente a quienes no trabajan en la compañía.

Para la familia Wendel –propietaria del holding francés Wendel Investissement, que en el año 2007 tenía novecientos accionistas– no supuso problema funcionar sin family office. Lo que hizo es crear en el seno del holding una pequeña unidad dedicada a gestionar la compra/venta de acciones entre parientes y las cuestiones fiscales de éstos relacionadas con la empresa familiar.

Otra de las funciones atribuida a muchas de estas oficinas es preservar y acrecentar el patrimonio familiar, poniendo en común parte de los ingresos obtenidos por el cobro de dividendos, por la venta de una participación en alguna de las empresas del negocio o por la salida a bolsa de un porcentaje del capital.

Este último supuesto está en el origen de Iveagh, constituido por la familia irlandesa Guinness cuatro décadas después de que su negocio cervecero homónimo empezara a cotizar en 1886.

En otros casos, la oficina se constituye después de vender totalmente el negocio familiar, respondiendo al deseo de varios parientes de seguir desempeñando juntos alguna faceta emprendedora o, al menos, gestionar su patrimonio de manera conjunta.

Es el caso del estadounidense Bessemer Trust, establecido en 1907 con la liquidez resultante de la enajenación de la participación de Henry Phipps en Carnegie Steel, y de la británica Fleming Family & Partners, nacida tras la venta del banco escocés de negocios Robert Flemings Holdings a Chase Manhattan en 2000.

Ahora bien: gestionar bien grandes fortunas es caro. Supone contratar a profesionales expertos, a quienes el sector retribuye muy bien. Bessemer fue una de las pioneras en abrir sus puertas a otras familias empresarias y a clientes particulares en 1975, ofreciéndoles los servicios profesionales de que ellos se beneficiaban. Lo mismo hizo un lustro después Rockefeller & Co., el family office de los descendientes del magnate estadounidense del petróleo fundado un siglo antes.

Estas oficinas multifamiliares –Fleming también lo es– pueden constituirlas varias familias empresarias. Este tipo de asociaciones consigue economías de escala: el aumento de gastos que supone la incorporación de nuevos clientes queda compensado con creces por las mejores condiciones que consigue el incremento del capital a invertir. Lo mismo sucede con la centralización en una sola unidad contratante de servicios para miembros de la familia como viajes o seguros.

Otra potencialidad del family office es ser un instrumento para canalizar la entrada de la familia en nuevos negocios al margen de la empresa principal. Diversificar las inversiones es una manera de mantener vivo el espíritu emprendedor. En algunos casos, adoptando las cautelas oportunas, se dedica a ayudar la iniciativa emprendedora de algún pariente, sobre todo proporcionándole servicios de apoyo.

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Acerca del libro

Sí, quiero. El compromiso de la familia empresaria

Sí, quiero. El compromiso de la familia empresaria

Josep Tàpies y Carles M. Canals

Pautas y ejemplos para la gestión de la empresa familiar y sus miembros.

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Acerca de los autores

Josep Tàpies

Josep Tàpies

Nacido en Sabadell en 1948, es Doctor en Ingeniería Industrial por la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) y Master en Administración de Empresas por ESADE.

Profesor de Dirección General y Titular de la Cátedra de Empresa Familiar del IESE. Imparte clases en las escuelas de dirección de empresas AESE (Portugal), ESE (Chile), IAE (Argentina), IDE (Ecuador), INALDE (Colombia), ISE (Brasil) y PAD (Perú). Fellow de la International Family Enterprise Research Academy (IFERA), ha sido miembro del Consejo Académico de IPADE (México) y de ESE (Chile).

Autor de varios libros, es además consultor y consejero de varias empresas.

Carles M. Canals

Carles M. Canals

Nacido en Barcelona en 1956, es licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad de Navarra. Ha ejercido el periodismo en Europa Press de Catalunya, Expansión y Actualidad Económica.

Autor del libro Sabiduría práctica: 50 años del IESE (Planeta, 2009) y de varias voces en las obras colectivas Cien Empresarios Catalanes (Lid, 2006) y Diccionario Biográfico Español de la Real Academia de la Historia (2009 y ss.)

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