Libros de Cabecera

Hoy hay que buscar la seguridad en nuestro interior

Jorge Cuervo
Autoliderazgo en la empresa y en la vida

Nota del editor: Nos complace ofrecer un extracto del libro Autoliderazgo en la empresa y en la vida escrito por Jorge Cuervo y publicado por Libros de Cabecera.

Cuando notas que el entorno puede esconder alguna posible amenaza, se te dispara un sentimiento de incertidumbre —«¿qué va a pasar?»—, lo que a su vez hace que sientas inseguridad —«¿qué me va a pasar?»—, y ambas contribuyen a que se dispare el miedo con más facilidad. Por lo tanto, es lógico pensar que si puedes controlar el entorno, sentirás menos incertidumbre y, por tanto, menos inseguridad. Como esta manera de reducir la inseguridad nos hace sentir cierto alivio, tendemos a vivirla como un aumento de nuestra seguridad, aunque no sea exactamente así. A esta sensación de seguridad nacida de controlar más el entorno la llamaremos seguridad externa, y nos atrae muchísimo porque seguramente ha sido uno de los estímulos que nos han hecho evolucionar. Probablemente por eso la intención de modelar el mundo a nuestro antojo ha sido uno de los principales motores del progreso humano.

Viviendo en sociedad, controlar el entorno acaba siendo sinónimo de controlar a los demás, porque la mayoría de las causas de incertidumbre que nos afectan están relacionadas con lo que otras personas puedan hacernos. ¿Por qué ocurre así? Observando a mamíferos más sencillos vemos que sus conductas son mucho más claras que las nuestras. Un perro puede lamerte la mano o mordértela, pero nunca simultáneamente. En cambio, un ser humano sí, por su sistema nervioso más complejo. Puedes querer a alguien intensamente y, al mismo tiempo, amargarle la vida. Es posible experimentar emociones encontradas a la vez, a todos nos ha pasado. Por eso no nos fiamos de nadie, y nuestra inseguridad va muy asociada a lo que los demás puedan hacernos… o dejar de hacernos.

En resumen, la idea clave es que si consigo que quienes me rodean hagan lo que yo quiero —o por lo menos que no me hagan lo que no quiero—, los tendré bajo control y aumentaré mi seguridad. Y para controlar, la herramienta ideal es el poder, que consiste en tener la capacidad de ejercer algún tipo de fuerza sobre el entorno y sobre las personas, de tal manera que se vean sometidas a mi voluntad y no puedan ejercer la suya propia.

No existe control sin poder, ni poder sin fuerza, ni fuerza sin represión. Por lo tanto, no existe control sin represión

Es fácil intuir que el ego es el personaje de la mente más vinculado a la obtención de seguridad externa, especialmente a través del poder, aunque también mediante otros mecanismos. Es muy útil conocer las diferentes maneras en las que el ego persigue la seguridad externa, aunque para evitar ahora una digresión que nos haría soltar el hilo del capítulo, quedan recogidas en un Anexo al final del libro.

En efecto, ejercer el poder es fuente de seguridad externa... Lo malo es que nunca puedes controlarlo todo, siempre habrá cabos sueltos, y nunca podrás relajarte. Y en un mundo cambiante aún menos: ¡hoy puedes perder tu poder de un día para otro! Un cambio tecnológico disruptivo, o una pandemia como la covid-19, pueden socavar las bases de tu poder de manera abrupta. El control depende mucho de las circunstancias, y estas tienden a ser cada vez más inestables, lo vemos a diario. Por eso, la seguridad externa siempre conlleva insatisfacción y es muy frágil.

Aquí se descubre la trampa, lo que ganas en seguridad externa lo pagas en miedo a perder la fuente de esa seguridad, y muy especialmente en el caso del poder: la contrapartida de tener poder es el miedo a perderlo

En esto consiste la gran paradoja del poder: quien lo ejerce consigue seguridad externa y, sin embargo, continúa viviendo en permanente amenaza, porque otros buscadores de poder pueden arrebatárselo. La respuesta es acumular más poder, para ser más fuerte que cualquiera que pueda venir a por el tuyo. Es decir, hacerte con una «reserva de poder» mayor por si acaso… Y además, ¡cuánto placer proporciona el que seas tú quien le arrebata poder a otro! ¡Eso sí que es una inyección de energía para el ego!

Por eso, la acumulación de poder se acaba transformando en una carrera sin final, en la que todos los corredores mueren con las botas puestas. El poder siempre pide acumular más poder, y nunca es suficiente. Cada vez necesitarás una dosis mayor, igual que ocurre en las adicciones a las drogas. Te irás convirtiendo en un poder-dependiente, como el personaje de Gollum depende cada vez más del poder del anillo en la famosísima obra de literatura fantástica El señor de los anillos, de John R. R. Tolkien.

Con el juego del poder, sin darte cuenta, vendes tu alma al diablo. Porque en la vida solo posees realmente aquello de lo que puedes prescindir; cuando no puedes vivir sin algo, en realidad es ese algo que te posee a ti

Esto es exactamente lo que ocurre con el poder: crees poseerlo, pero en realidad él te acaba poseyendo. Cuando has sentido el poder y eres consciente de que puedes perderlo, empiezan a cambiar tus prioridades y acabas viviendo solo para alimentarlo. ¿Será este tal vez el sentido final de la frase de Lord Acton «el poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente»?

En sí mismo el poder no es ni bueno ni malo. Es tan solo otra de las muchas cosas que te salen al paso en tu camino de aprendizaje. De hecho, puede convertirse en una buena escuela para dominar la relación con el ego. A éste le viene muy bien la lucha por el poder, porque lo sitúa en el centro de la escena. Le da la oportunidad de aplicar su mentalidad polarizada, de absorber más recursos y de apoderarse del timón. Se fortalece y se muscula. Por ello es muy importante que no pierdas de vista su peligro de toxicidad. Como ocurre, por ejemplo, con los insecticidas para las plagas del jardín: posiblemente en un momento u otro te verás en la necesidad de utilizarlos, pero te indicarán que lo hagas con mascarilla y guantes. En este caso, el equivalente a la mascarilla protectora sería un decidido y perseverante trabajo personal de autoliderazgo.

Sin dicho trabajo de autoliderazgo, es fácil que al buscar constantemente el control mediante el poder, irónicamente se pierda el control: en lugar de seguir trabajando el ego para su desgraciado propietario, acaba siendo al revés, y es éste quien resulta esclavizado por aquel. Puedes encontrar ejemplos cada día a tu alrededor, hay muchísimos, porque es el día a día de mucha gente. Irá a más con el desgaste de la edad, con los cambios acelerados y con la llegada de nuevos competidores aspirantes a poderosos.

Recuerdo el caso, por ejemplo, de un hombre muy brillante, fundador y máximo ejecutivo de una empresa familiar, a la que había llevado de la nada a ser una mediana multinacional en su sector. Había convertido el éxito profesional en el eje de su vida, y eso le dio la pasión y la energía necesaria… hasta que empezó a ser devorado por su ego. El tiempo pasó, inexorable, y se vio en la necesidad de pensar en su sucesión. Pero de manera inconsciente siempre veía como incapaces a todos los posibles candidatos —tanto a sus hijos como a profesionales externos— y, por tanto, indignos de tal responsabilidad. Se esforzaba en demostrárselo cada día. Expulsó a muchos, y los mejores de los que no echó le abandonaron. Al final, con más de ochenta años se había convertido en un déspota solitario que seguía al frente de la empresa, incapaz de mantener un equipo directivo estable y habiendo dividido también la familia, sin hablarse con los hijos y perdido el contacto con los nietos. Aferrado al poder, solo le quedaba la fiel compañía de su propio ego.

Sigue leyendo

Acerca del libro

Autoliderazgo en la empresa y en la vida

Autoliderazgo en la empresa y en la vida

Jorge Cuervo

El autoconocimiento es una pieza fundamental para liderar y liderarse

Gastos de envío gratuitos para pedidos en España

Acerca del autor

Jorge Cuervo

Jorge Cuervo

Nacido en Gijón en 1959 y residente en Barcelona desde su niñez. Es licenciado en Farmacia por la Universidad de Barcelona y MBA por ESADE, coach certificado CPCC en Coaching Co-Activo por CTI, coach certificado por ICF, titulado en Coaching de Sistemas Relacionales ORSC por CRR y certificado por The Leadership Circle Profile.

Durante casi veinte años ocupó posiciones directivas en compañías multinacionales. Desde el año 2001 ejerce como consultor en organización de equipos, gestión del cambio y liderazgo, y desde 2007 es Executive Coach y Coach de equipos.

En el ámbito de la formación es profesor en Barcelona Activa en las áreas de Liderazgo, Autogestión y Gestión del Cambio. Colabora además en programas formativos y posgrados con diversas universidades, escuelas de negocios y cámaras de comercio.

Ha publicado libros centrados en el liderazgo: Mejor liderar que mandar (Libros de Cabecera, 2012) Qué hacer con tus miedos (Libros de Cabecera, 2015) y Autoliderazgo en la empresa y en la vida (Libros de Cabecera, 2020).

Utilizamos cookies para realizar medición de la navegación de los usuarios. Si continuas navegando, consideramos que aceptas su uso. Puedes cambiar la configuración u obtener más información aquí.